En esta carta quiero contar el motivo de mi rechazo a participar del acto organizado en la Casa Rosada en torno a la promulgación de la ley de aborto legal, al que fui invitada por el presidente de la Nación, Alberto Fernández.
En primer lugar porque un acto de esas características solo podría tener el objetivo de ejecutar el operativo político de encuadrar en el campo del Estado a la lucha por el aborto legal, que se libró sin atenuantes contra él y sus principales pilares de sostenimiento, el poder reaccionario, retrógrado y oscurantista de la Iglesia Católica y de cierto reagrupamiento de templos evangélicos nucleados en Aciera, algo que no voy a acompañar.
Defiendo la lucha por aborto legal como un paso adelante real en el mejoramiento de la vida de las masas, vidas que se deterioran cotidianamente por el conjunto de medidas que su gobierno impulsa. Este acto no tiene por objetivo ofrecer un avance real a las mujeres, sino que tiene el objetivo de cancelar el aspecto más progresivo de este movimiento, encorsetando la desobediencia que nos llevó hasta acá y que vamos a necesitar para la implementación real y para tantas otras luchas que necesitamos protagonizar para conseguir aquello por lo que lucha el movimiento de mujeres.
En el futuro inmediato vamos a necesitar la impertinencia y la desobediencia de las mujeres de los ’80 y no el respeto a la agenda de ajuste del gobierno y el armado de actividades de acuerdo a esa conveniencia, en el que hoy se pretende orientar a este movimiento. Es fundamental este aspecto para dar continuidad a esta enorme conquista histórica. Sin independencia del Estado esto es imposible.
Por ese motivo elijo otro campo para reivindicar esta lucha y festejarla: el de la conquista callejera, el de la integración del aborto legal a una lucha más amplia por obtener justicia para las vidas de las mujeres trabajadoras y la de toda su clase.
#AbortoLegal | @RominaDelPla, diputada mandato cumplido por el @FdeIzquierda Unidad, explica el motivo de su rechazo a participar del acto organizado en la Casa Rosada en torno a la promulgación de la ley conquistada por la marea verde
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No levanto copas junto a quienes quieren usar la conquista, que les fue imposible evitar, del aborto legal para proceder con compensaciones a las cúpulas de las iglesias y manipular la comprensión sobre el brutal ajuste como el de la nueva fórmula de movilidad jubilatoria, como tantas otras formas que asume este ajuste y que tiene como principales víctimas a las mujeres. Son mayoría las mujeres jubiladas, como lo son también las que son afectadas por esta fórmula que impacta sobre las asignaciones sociales. Son el 17% de la fuerza de trabajo femenina esas mismas mujeres a las que un decreto presidencial de unos días previos a esta promulgación, volvió a condenar a un salario de hambre, me refiero a un millón y medio de trabajadoras de casas particulares. No se puede festejar esta conquista con el gobierno sencillamente porque poniendo en contexto nuestra conquista fácilmente se puede ver la operación gubernamental en curso.
Claro que algunas de mis compañeras de ruta estarán allí y con ellas desenvolveremos un debate con amor, pero también con la convicción de que el camino no es reforzar al Estado capitalista que vota una ley obligado por la movilización popular mientras castiga con planes perversos a las mayorías populares y retrocede ante el lock-out patronal de los sectores capitalistas del campo.
La conquista del aborto legal la celebro con mis compañeras piqueteras que acampan por comida y trabajo genuino y junto a las cuales vi crecer con claridad a mujeres que estaban llamadas a ser rehenes del poder clerical y el atraso que este fomenta en las relaciones sociales, en las barriadas populares o en los lugares de trabajo. La mayoría de ellas sin resignar su fe religiosa, sino que distinguiendo entre ellas y las conducciones de las instituciones que usurpan de manera totalitaria para ser el mascarón de proa de ajustes y penurias frente a las que milita la resignación.
La verdadera “vocación de poder” está en terminar con el poder que fomenta las injusticias contra las que luchamos, en insubordinarse a él, no en integrarlo. Gracias a las insubordinadas llegamos hasta acá. Por eso, ni usted ni su gobierno, sino las voces del propio movimiento, impulsan que esta ley lleve el nombre de una desobediente, Dora Coledesky.
La conquista del aborto legal la celebro con las pibas que mañana mismo tendrán que disponerse en las calles a pelear la conquista de la educación sexual, una ley que no se aplicó desde su promulgación hace 14 años, contra su gobierno y contra los gobiernos provinciales en los que se apalanca su gobierno. Una ley que su bloque político se niega a modificar, a declarar de “orden público” y a eliminar el artículo 5 por el que la Iglesia milita cotidianamente para garantizarse que el Estado no interfiera en su currícula escolar reaccionaria y adoctrinadora en la represión y las discriminación de género y sexual.
No nos contentamos con tener aborto legal en el AMBA, lo queremos para todas las mujeres del país y las devaluaciones impuestas por el lobby clerical, que usted y los suyos colaron en la ley, requerirá de un enorme esfuerzo para sortear su utilización para ignorar esta aprobación, como la que habilita a la completa negación del acceso allí donde todos se declaran o son obligados a declararse “objetores de conciencia”.
Creemos que la conquista del aborto legal deja una enorme enseñanza para todos esos sectores que sufren el ajuste. Solo en las calles y organizadxs para enfrentar al Estado clerical y ajustador podremos obtener nuestras conquistas. El acto que el Presidente me propone avalar con mi presencia fomenta la reconciliación con las iglesias y desvía el aspecto de esta lucha que necesitamos resaltar.
Nuestro movimiento de mujeres, contrariamente a este espíritu de confluencia con el Estado, deberá emprender una fuerte lucha por la separación de las iglesias del Estado, contra esas iglesias y contra el Estado, sin subordinarse a la agenda que usted quiera imponer. Es clave para las conquistas futuras volver sobre el problema de mantener una agenda independiente.
No hay nada más funcional a la derecha, Sr. Presidente, que ajustar y empoderar iglesias incrementando sus subsidios y tercerizando en ellas la asistencia social, garantizando sus enormes negocios o simplemente haciendo silencio ante la epidemia de abusadores que dicha institución protege con la anuencia de los gobiernos. Otros que lo precedieron ya muestran los resultados de esta política, como ocurriera en Brasil.
No haré hincapié en esto, pero sí quiero mencionar el hecho de que en el pasado esta causa la tuvimos que militar teniendo en contra a gobiernos que el Sr. Fernández y su vicepresidenta integraba en altos puestos del Estado y que producto de su propia militancia y la de buena parte de su gabinete político y de sus aliados parlamentarios reinó durante muchos más años el imperio del aborto clandestino con sus secuelas sobre el cuerpo de las miles de mujeres y niñas forzadas a la maternidad, judicializadas, vejadas o muertas. Este aspecto sirve sin lugar a dudas para dejar en claro que el laicismo no es una bandera propia, y que allí donde aparece un atisbo de él es el fruto de una lucha que le es ajena a este gobierno.
Hoy nuestro desafío central como movimiento está colocado en militar para sortear los obstáculos que su gobierno incluyó en la ley, entre la habilitación de la objeción por ideario institucional, la limitación de la autonomía de las chicas de 13 a 16 años y la limitación del concepto de salud integral.
Otra vez esta tarea estará en manos de las miles de mujeres que en todo el país abrazaron esta causa y la convirtieron en realidad, de nuestras pibas, de nuestras mujeres piqueteras, de nuestras trabajadoras y junto a ellas estaré emprendiendo esta tarea.
Romina Del Plá
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