Las elecciones de la provincia de Buenos Aires del próximo 7 de septiembre tendrán lugar en un marco de agravamiento de la crisis económica, social y política, y de una mayor ofensiva de Milei contra la salud, la educación y los derechos laborales.
Los especuladores internacionales, que se “hicieron la América” con Milei, anuncian que se retiran de la bicicleta financiera. El FMI –que salió al rescate de Milei en abril otorgándole 15 mil millones de dólares y un apoyo político expreso– ahora le exige al gobierno que compre reservas, ya que la fuga de capitales no se detiene.
Es por todo esto que el llamado “riesgo país” se mantiene en niveles que revelan la incapacidad de la Argentina de refinanciar su deuda, anticipando una nueva bancarrota nacional.
En este marco se recrudece fuertemente la crisis social. La desocupación se acerca al 10% en el Conurbano bonaerense y el consumo popular cae con fuerza, como resultado del techo salarial impuesto por el gobierno y las patronales y la complicidad de la dirigencia sindical peronista. Así, los salarios se derrumban, progresa la flexibilización de las condiciones laborales y florece el pluriempleo.
El peronismo colabora con Milei
Pero el gobierno provincial de Kicillof está muy lejos de funcionar como un “escudo” frente a la motosierra y los ataques de Milei. Por el contrario, está siendo un vehículo de toda esa política ajustadora contra los trabajadores.
Con la colaboración de las burocracias de Suteba, UPCN y ATE, Kicillof está condenando a docentes y estatales a salarios de indigencia y castiga con descuentos y sanciones a la docencia que lucha por el aumento.
En simultáneo, Kicillof premia a la burguesía agraria, bajándole impuestos, y al capital financiero, pagándole intereses usurarios a los tenedores de la deuda provincial.
En el marco del derrumbe industrial que genera la política económica de Milei, las patronales que operan en la provincia han contado con la colaboración del gobierno de Kicillof para hacer pasar los despidos masivos y los cierres de empresas.
El peronismo (Fuerza Patria) –que pavimentó el ascenso de Milei– le brinda ahora una colaboración inapreciable a través de sus gobernadores, legisladores y dirigentes sindicales.
De conjunto, se evidencia que Fuerza Patria no representa una alternativa para el pueblo trabajador.
Pegá con la izquierda
El abstencionismo, que crece de la mano del desencanto popular con todos los que han gobernado, no es un castigo a los responsables de los padecimientos del pueblo trabajadores.
En cambio, el voto al Frente de Izquierda es un espaldarazo a todas las luchas obreras y populares y refuerza la pelea por una huelga general hasta que se vaya Milei y todos los ajustadores.
Es también un pronunciamiento por un programa de salida propio de los trabajadores:
- Por un salario igual a la canasta familiar.
- Por el 82% móvil para los jubilados.
- Prohibición de despidos y suspensiones.
- Reparto general de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados.
- Defensa de la educación y la salud públicas.
- Estatización sin pago de toda empresa que cierre o despida masivamente.
- Fuera el FMI, no al pago de la deuda externa, nacionalización de la banca y el comercio exterior.
Solo un gobierno de los trabajadores y la izquierda puede terminar con el sometimiento y los flagelos del pueblo trabajador y poner el país al servicio de los intereses de las mayorías populares.