Manzur y Jaldo saben perfectamente que no pueden enarbolar ningún logro nacional (mucho menos provincial), con una inflación anual del 100%, los salarios y las jubilaciones cada vez más hundidos en la pobreza y hasta en la indigencia, los que gobiernan Tucumán no quieren saber nada con el fracaso de Alberto, Cristina y Massa.
Los políticos que gobiernan se echan la culpa unos a otros, pero son todos responsables. Peronistas y Radicales aprobaron el pacto con el FMI, que es el que digita el ajuste para pagar la deuda y también aprobaron un presupuesto 2023 que va en la misma dirección, ajustar a los trabajadores para cumplir con los bancos. Están empobreciendo a los laburantes argentinos cotidianamente. Los que prometieron traer de vuelta el asado, solo han traído más pobreza y miseria.
El posible regreso de Manzur a Tucumán y a la gobernación es, por un lado, el resultado de un fracaso de su gestión a nivel nacional, y por el otro un intento de cuidar sus intereses en la provincia y los de su camarilla. Manzur no vuelve triunfante, todo lo contrario, vuelve derrotado e intrascendente con la intención de regimentar el proceso electoral provincial. Este peronismo en retroceso y fracasado viene por más precarización, más desocupación, más inflación y peores salarios.
En la oposición patronal de Radicales y Macristas no tiene menos problemas que el oficialismo, su única preocupación está puesta en las elecciones del año que viene, mientras Massa continua con el ajuste ordenado por el FMI, ellos solo piensan en elecciones. Sánchez y Alfaro se pelean por ser el candidato a gobernador de la oposición patronal, pero no presentan ningún programa alternativo de salida a los trabajadores, su alianza con la Sociedad Rural de Tucumán vaticina para que intereses van a gobernar, los de las patronales del campo.
De este río revuelto saca provecho la derecha fascistizante de Milei y su nuevo socio Bussi, que atacan a la llamada “casta política” mientras salvan la responsabilidad de la “casta empresarial” que vive de superexplotar a los laburantes. Ricardo Bussi tiene cargos políticos en la provincia desde hace mas de 20 años, el y su familia viven a la sombra del peronismo desde hace décadas, el crecimiento de Milei en las encuestas es un síntoma inequívoco de la crisis del régimen político y del fracaso de los que gobernaron durante los últimos 40 años.
Es claro que la próxima campaña electoral se desarrollará en el marco de una profunda crisis en la provincia en cuanto a todos los indicadores sociales: aumento de la miseria, de la pobreza, de la desocupación, transporte público de pasajeros entre los más caros del país y una salud y educación en retroceso. Los salarios, tanto de los estatales como de los privados, han crecido menos que la inflación y se deterioran con el paso del tiempo. Necesitamos un programa de salida a la crisis que hundió a los tucumanos. De los últimos 40 años de gobiernos el PJ estuvo al mando 36, los cuatro restantes corresponden al bussismo. La responsabilidad de la miseria reinante es de los que nos gobernaron durante los últimos 40 años. Fuera los políticos capitalistas que hundieron la provincia.