ABAJO EL RÉGIMEN NARCO SOJERO
El fracaso de Omar Perotti es brutal. Prometió “Paz y Orden” pero trajo a un Ministro de Seguridad que utilizó el aparato del estado para el espionaje interno y cooptó a personalidades de los organismos de derechos humanos para tapar la violación de los mismos.
La desintegración del Frente Progresista para pasarse a las filas de la oposición de derecha se produce de a saltos, ahora con el pasaje Pablo Javkin al “Frente XXL”, después de una gestión que deja a Rosario en llamas, asediada por “Plomo y el Humo”, la falta de transporte y de urbanización.
Oficialistas y opositores explotan el sufrimiento que provocan las muertes por el narcotráfico para reforzar la agenda represiva de los capitalistas y ocultar que la crisis de inseguridad surge en primer lugar de la descomposición del Estado. Una orientación que apunta a reprimir las luchas y criminalizar la protesta social contra el ajuste de los Fernández-Massa.
El delito nace de la putrefacción de la policía, de la justicia y del poder político, asociados a la protección del gran delito, cuyo último eslabón se quiebra en los barrios populares, donde opera el narco menudeo en base a la explotación de la juventud empobrecida, víctima de un país sin trabajo genuino. El pez se pudre por la cabeza y por allí hay que empezar, terminando con la impunidad de los dueños del poder.
Que oficialistas y opositores vendan el plato recalentado del punitivismo como salida al narcotráfico en Rosario, adelanta el contenido derechista que van a darle a las elecciones.
Por trabajo y por salario, contra el hambre y la pobreza
El PO pelea contra el derrumbe del salario y de las jubilaciones al calor de una inflación galopante que promueve el propio gobierno. Enfrentando el deterioro brutal del nivel de vida, por el derecho de la juventud y de toda la población trabajadora a tener una casa propia, a la urbanización de los barrios, al transporte, la educación y la salud, gratuitos y de calidad.
Todas batallas que venimos dando desde abajo, en oposición a la burocracia sindical de la CGT y las CTA´S, así como de la burocracia “piquetera” cooptada al Ministerio de Desarrollo Social. Luchamos por la recuperación de los sindicatos para que respondan a los intereses de los trabajadores y por la ruptura de los desocupados con los punteros en los barrios, en base a la lucha y la organización independiente.
La miseria reinante contrasta con la riqueza enorme que se fuga del país. El caso de Santa Fe es emblemático, porque desde la privatización de los puertos con Menem, el “modelo productivo” de nuestra provincia está marcado por la extrema desigualdad social y por el avance del crimen organizado.
Lejos de la “teoría del derrame” los bolsones de pobreza crecen en la periferia de los corredores turísticos e inmobiliarios, donde las sojeras y el narcotráfico exhiben las fortunas que amasan saqueando a la provincia en comunidad de negocios. Está más que comprobado el uso del complejo agroexportador como una plataforma para el envío de cocaína a Europa.
El PRO propone la “salida del Ejército a las calles”, pero está demostrado que la penetración del narcotráfico no va a resolverse por vía represiva, sino desmantelando las bases económicas que se sentaron en Santa Fe en los ´90. Son incapaces de avanzar en ese sentido peronistas, socialistas, radicalistas o macristas, que coinciden en que el Río Paraná sea una “zona liberada”.
Para luchar en serio contra la pobreza y el narcotráfico, las dos caras de este sistema narco sojero, hay que nacionalizar la banca y el comercio exterior. Estatizar los puertos y ponerlos bajo control de los trabajadores. Abolir el secreto fiscal de los capitalistas y terminar con el blanqueo de capitales para que los capitalistas legalicen lo que se fugaron saqueando al país.