Las elecciones generales del 14 de noviembre tendrán lugar luego de una dura derrota del gobierno de Arcioni. Tras haber apostado a sus ministros Massoni y Puratich y haber apelado a una campaña fascista, el masivo voto contra el oficialismo provincial es el resultado de una política de ajuste, saqueo y represión que la población rechaza en las calles y en las urnas.
El derrumbe electoral también tocó al gobierno nacional del Frente de Todos. Venían a terminar con la “herencia macrista” y acentuaron la pobreza, hundieron los salarios, las jubilaciones y también fracasaron en la gestión de la pandemia. La crisis de gobierno y el recambio de gabinete que Cristina Fernández forzó no fueron para terminar con el ajuste, sino para profundizar un giro derechista. Por eso el ministro fondomonetarista Martín Guzmán continúa en el gobierno y se sumaron el antiderechos Juan Manzur y Aníbal Fernández, para reforzar una orientación represiva.
La expresión local del PJ-kirchnerismo, la lista de Carlos Linares y Florencia Papaiani, tiene la incapacidad de oponerse realmente a Arcioni, pues ambos forman parte del Frente de Todos a nivel nacional.
El PRO, que obtuvo los mejores resultados, lo hizo sobre la base de una nueva estafa política: carteles sin consignas, ningún planteo concreto para resolver los problemas de la población de Chubut. Esconden que son los responsables del retorno del FMI y del hundimiento del país bajo el gobierno de Macri. Esta derecha reclama una reforma laboral, que incluya entre otras cosas la eliminación de las indemnizaciones por despido y la rebaja de las cargas sociales e impuestos al capital. En Chubut, votaron en la legislatura las leyes claves de Arcioni. Son también agentes de la megaminería y la represión, son el partido de Patricia Bullrich. El PICH, por su parte, intentó reciclarse pero hasta último momento negoció presentarse en la lista de los candidatos de Arcioni, además de ser una lista evangélica encubierta.
Vamos por otro salto del FIT Unidad
En este escenario, hay que valorar la elección del Frente de Izquierda-Unidad, que se ubicó como la tercera fuerza política nacional. En Chubut, con 9,4% de los votos fue una elección histórica. En Madryn, Esquel y Puelo el FIT-U logró derrotar a Massoni y Puratich. El voto a la izquierda ha sido un pronunciamiento de las y los trabajadores contra todas las coaliciones del ajustadores y megamineros. También contra la burocracia sindical y las organizaciones sociales oficialistas, que cajonearon todos los reclamos de la clase trabajadora. Hacia noviembre, es necesario preparar un nuevo salto del Frente de Izquierda. Para conquistar representantes de los trabajadores en el Congreso, y para fortalecer las luchas en curso, vamos con el Frente de Izquierda Unidad.