Adhiere a la movilización y el paro internacional que se realizará el 8 de marzo en el Día de la Mujer Trabajadora impulsado por el movimiento de mujeres y diversidades independiente, y se suma al rechazo del acuerdo colonial con el FMI que solo traerá más hambre, pobreza, desempleo, violencia de género y concentración de las tareas de cuidados sobre las espaldas de las trabajadoras.

Presentado por:   
  • Legislatura CABA

Expediente 484-D-2022

Proyecto de declaración

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires adhiere a la movilización y el paro internacional que se realizará el 8 de marzo en el Día de la Mujer Trabajadora impulsado por el movimiento de mujeres y diversidades independiente, y se suma al rechazo del acuerdo colonial con el FMI que solo traerá más hambre, pobreza, desempleo, violencia de género y concentración de las tareas de cuidados sobre las espaldas de las trabajadoras.

Fundamentos

En el marco de la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas de 1910, por moción de Clara Zetkin, quien recogió la experiencia de las trabajadoras norteamericanas del Partido Socialista, se resolvió la celebración a nivel internacional de un Día de la Mujer Trabajadora. Las razones para poner en pie tal fecha no eran conmemorativas, sino que se buscaba colaborar con la agitación y el desarrollo de un movimiento de lucha que a nivel mundial se erigía por reclamos fundamentales como el sufragio para la mitad de la población trabajadora aun vedada de aquel derecho, el fin de la esclavitud sexual de las mujeres y el mejoramiento de sus condiciones laborales. La iniciativa de coordinar un Día Internacional buscó fortalecer la unidad internacional de la clase obrera, luchando en particular contra la guerra y el chovinismo. Su lucha no se reducía a cambiar leyes, quienes impulsaron la creación de este día lucharon por cambiar todo el orden social capitalista que sostenía y sostiene materialmente la opresión que sufren las mujeres trabajadoras

La definición de la fecha en que hoy lo celebramos vendría de la mano de un episodio emblemático para toda la clase obrera. En plena Guerra Mundial, en 1917, las socialistas rusas organizaron el Día de la Mujer el 23 de febrero, por el calendario juliano. En el calendario occidental, la fecha correspondía al 8 de marzo. Fue ese día, en el que la huelga de las tejedoras y modistas de Petrogrado generalizó el paro y la movilización callejera, lo que precipitó la revolución bolchevique en aquel país. Esa revolución daría paso a transformaciones inéditas para la época, como el aborto legal o la socialización del trabajo doméstico y del cuidado de los niños. Muchas de esas consignas hoy son bandera del conjunto del movimiento de mujeres internacional.

Actualmente en nuestro país, dentro de la población indigente las mujeres ocupamos el 70% de ese espectro. La miseria económica refuerza en particular los mecanismos de dependencia que perpetúan las situaciones de violencia doméstica que muchas veces terminan en femicidios. En la Ciudad la situación que viven las mujeres trabajadoras es alarmante. Según informes referidos al registro de llamados a la línea 144 en el tercer trimestre del 2021 hubo un incremento del 54% respecto al mismo periodo del 2020. La Oficina de Violencia Doméstica dependiente de la Corte Suprema de la Justicia Nacional relevó a su vez un incremento del 32% de las consultas respecto del 2020. 

Las cifras espantan porque es conocido que son solo la punta de un iceberg. Teniendo en cuenta que el proceso de denuncia es sumamente revictimizante, se infiere que la cifra real es altamente superior. A pesar de esto, el GCBA propuso y aprobó en la legislatura un presupuesto de $514 por mujer para la DGMUJ, una cifra insuficiente cuando lo que se necesita es abrir nuevos centros integrales de la mujer y dotar de recursos a trabajadoras y profesionales que se dedican a la atención de víctimas de violencia. 

Por otro lado, la Dirección General de Estadísticas y Censos de la ciudad elevó informes que dan cuenta de un incremento de la brecha de género en la ciudad en el tercer trimestre del 2021. Son las mujeres, mayormente relegadas a las tareas de cuidados y reproductivas en los hogares, las que no pueden costear geriátricos o jardines materno paternales privados cuando se quedan sin vacantes en los de gestión pública. 

De esta realidad también es responsable el gobierno nacional que a dos años de la existencia del Ministerio de Mujeres no avanzó en gestiones contundentes. El presupuesto del mismo fue subejecutado y el Programa Acompañar, única asistencia ofrecida a mujeres que sufren violencia, es insuficiente y no llega. La asistencia monetaria y habitacional a víctimas de violencia es imposible para un gobierno que pretende cerrar un acuerdo colonial e infame con el FMI. El camino de achique del déficit fiscal augura más recortes y vaciamientos al gasto público del que depende cualquier asistencia a las mujeres. 

En este sentido se comprenden las dos movilizaciones y actos que ocurrirán este 8 de marzo. La organizada por las agrupaciones que forman parte del gobierno y apoyan el pacto colonial con el FMI estará llamada a lavarle la cara al ajuste y reivindicar la política insuficiente desenvuelta por el gobierno nacional. 

Pero por otro lado, y levantando el contenido emancipatorio que parió al 8 de marzo como día internacional de las mujeres trabajadoras, tendremos una movilización de denuncia y lucha organizada en asambleas independientes, para torcer el rumbo fondomonetarista y conquistas nuestro reclamos: más y mejores centros integrales de la mujer, vivienda para las víctimas de violencia, fuero único para emprender denuncias por violencia de género, jury a los jueces que defienden femicidas, justicia para víctimas y familiares de víctimas, separación de la iglesia del Estado, ESI laica y científica, aparición con vida de Tehuel de la Torre, trabajo formal y con derechos para las mujeres, cumplimiento del cupo laboral trans.