El vertiginoso crecimiento de la tercera ola de Covid 19 está colocando al país en una nueva crisis sanitaria. Los más de 100.000 casos diarios y el ausentismo laboral que provocan han vuelto a colocar el foco en los lugares de trabajo.
Las patronales, con la UIA a la cabeza, comenzaron a presionar para que el gobierno flexibilice los protocolos sanitarios. Pidieron que los contactos estrechos sin síntomas y con vacunación completa vayan a trabajar igual.
Y van más a fondo: un “pase sanitario” propio y la privatización de los testeos para controlar por completo la asistencia en los lugares de trabajo. Pero la vacunación no impide los contagios y si bien previene formas graves de la enfermedad en personas sanas, el trabajador contagiado puede llevar la enfermedad a familiares de riesgo.
Como si la política sanitaria la dirigieran los empresarios, el gobierno nacional cedió en toda la línea: la ministra Vizzoti primero acortó los días de aislamiento para los vacunados tanto enfermos como contactos estrechos y ahora, en una nueva disposición, acaba de eliminar completamente los aislamientos preventivos para los contactos estrechos. El argumento de que “los lugares de trabajo no contagian” carece de cualquier sustento científico.
La CGT y la CTA se reúnen con el gobierno y los empresarios respaldando la política oficial. Dejan librados a su suerte a decenas de miles de trabajadores que denuncian que son obligados a ir a trabajar enfermos o siendo contacto estrecho fogoneando los contagios masivos.
Los centros de testeo están desbordados. El gobierno ajustó los recursos para la política sanitaria como si ya no hubiera pandemia, desmantelando centros de atención, despidiendo a los trabajadores de la salud precarizados, superexplotando al resto que no da abasto, privatizando testeos.
El mensaje es claro: la prioridad del gobierno, los empresarios y los burócratas sindicales es la producción, la ganancia capitalista y la “recuperación” de los indicadores económicos que permitan alcanzar un acuerdo con el FMI. La salud de los trabajadores está subordinada por completo a estos objetivos.
Frente a esta situación los trabajadores debemos intervenir en defensa propia. La experiencia de los sindicatos y comisiones internas independientes nos marcan un rumbo. El Sindicato del Neumático (Sutna) elaboró un protocolo propio y garantizó su cumplimiento con medidas de fuerza. En el gremio docente con los Sutebas combativos y sindicatos como Ademys también garantizaron medidas preventivas con el paro y la movilización. Lo mismo ocurrió en la salud y otros gremios. Recientemente los trabajadores del frigorífico Rioplatense fueron al paro por 48 horas y frenaron los descuentos que la patronal quería imponer por tener el 30% de los trabajadores contagiados. Por su parte, la junta interna de ATE del Hospital Garrahan se pronuncio rechazando el fin de los aislamiento preventivos. Abramos una deliberación en asambleas para poner un freno a la política patronal y la desidia de la burocracia sindical.
Frente a esta situación desde el Partido Obrero planteamos:
-Inmediata restitución de los aislamientos preventivos para contactos estrechos.
– Poner en pie comisiones de seguridad e higiene para garantizar los aislamientos y las licencias para los contagiados y contactos estrechos sin afectar el salario.
– Elaboración de nuevos protocolos por parte de sindicatos y comisiones internas ante las variantes más contagiosas. Cohortes, distanciamiento, ventilación, limpieza, reducción de aforos.
– Pase a teletrabajo en todos los casos que la actividad lo permita.
– Exigir la apertura de centros de testeo públicos para atender la demanda creciente.
– Centralización estatal de todo el sistema de salud, aumento de presupuesto y cumplimiento de las demandas de sus trabajadores