En Bolivia se está desarrollando una lucha decisiva para América Latina. Los obreros, campesinos y los pueblos originarios se están batiendo en la calle contra el Ejército y la policía que responden a las órdenes de la oligarquía reaccionaria y la clase capitalista que quieren llevar hasta el final el golpe de estado que desplazó a Evo Morales del gobierno.
Mediante la acción directa y la formación de comités y milicias el pueblo está enfrentando el golpe que ha sido cuidadosamente planificado por el imperialismo yanqui, Bolsonaro y que cuenta con el aval de la mayoría de los gobiernos de la región.
Como ocurre también en Chile, las fuerzas represivas disparan con armas de fuego causando decenas de muertos y heridos. Caída la fachada democrática, el Estado se expone como el órgano de represión y opresión de la clase dominante.
Macri ha respaldado al golpismo de modo abierto. Existen denuncias que la sede del consulado argentino en Santa Cruz, en el oriente boliviano, fue usada como base de operaciones por los golpistas.
La oligarquía y la clase capitalista de Bolivia apostaron al golpe para imponer un régimen de fuerza contra los obreros y campesinos. Quieren descargar la bancarrota capitalista sobre las espaldas del pueblo trabajador.
Pero el imperialismo yanqui y los gobiernos de la región tienen un propósito aún más amplio. Para ellos el golpe en Bolivia forma parte de una política para neutralizar y derrotar el ciclo de rebeliones populares que tiene su punto más alto en Chile y en Ecuador. En estos países hermanos se desarrollan grandes movilizaciones contra los regímenes capitalistas títeres del FMI que aplican sus planes de ajuste capitalistas contra los pueblos.
La derrota del golpe en Bolivia interesa al conjunto de los explotados de América Latina. Es necesario, por lo tanto, desplegar en Argentina y en todos los países de la región movilizaciones de apoyo que enfrenten el golpe y denuncien la complicidad de los gobiernos con la oligarquía golpista.
La lucha para derrotar al golpe requiere desarrollarse sobre una base independiente de los trabajadores. Solo una acción decisiva de los pueblos de América Latina puede derrotar al golpismo apelando a los métodos históricos de lucha: la movilización, los comités y asambleas y las milicias populares.
Esta acción independiente es más necesaria que nunca al ponerse en evidencia la incapacidad de los llamados “nacionales y populares” para enfrentar al golpe. Esto empieza por el propio Evo Morales, que decidió renunciar a la presidencia en vez de llamar a la movilización popular contra el golpe de estado. Como sucediera tantas veces en América Latina, el nacionalismo de contenido burgués prefiere capitular ante el golpismo que apoyarse en el pueblo para enfrentarlo.
El argumento de renunciar a la presidencia para evitar un derramamiento de sangre resulta insostenible. Evo Morales ha salido de su país pero las FFAA y la policía incrementaron su acción represiva contra el pueblo.
La experiencia histórica de América Latina vuelve a colocar la responsabilidad de la derrota del golpismo reaccionario en las manos de los trabajadores y el pueblo explotado. Para ello, es necesario tomar todas las iniciativas de acción para colaborar con el combativo pueblo boliviano.
Llamamos a realizar movilizaciones de masas en la Argentina y en América Latina contra el golpe en Bolivia y por el triunfo de las rebeliones de Chile y Ecuador. Reclamamos a la CGT de Argentina, a la CUT de Brasil y a todas las centrales obreras de la región que convoquen un paro activo en apoyo al pueblo boliviano.
Abajo el golpe. Basta de represión. Fuera la OEA y el imperialismo. Que la crisis la paguen los capitalistas. Por gobiernos de los trabajadores y la unidad socialista de América Latina.