Victor Hugo, Censurado

El despido de Victor Hugo Morales de radio Continental es un episodio de la lucha que se ha desatado por el control de los medios de comunicación entre monopolios capitalistas


                                                 VICTOR HUGO, CENSURADO


          El despido de Victor Hugo Morales de radio Continental es un episodio de la lucha que se ha desatado por el control de los medios de comunicación entre monopolios capitalistas. Durante el kirchnerismo, el acaparamiento de medios por parte de camarillas empresarias ligadas a los K dio lugar a numerosos despidos y censura a periodistas, en canales y radios cuyas licencias pasaron a manos de los entonces oficialistas.  El grupo Prisa, que ahora despidió a Victor Hugo, fue uno de los principales beneficiarios de esas manipulaciones de Sabbatella a favor de medios afines; los K le permitieron a Prisa controlar varias radios y el canal 9 a través de testaferros, para burlar la disposición de la ley de medios que ponía restricciones a los titulares extranjeros. Prisa recibió, además, abultadas pautas oficiales,  para favorecer al kirchnerismo desde sus canales y radios.  Ahora,  la censura y la manipulación marchan en sentido opuesto:   como Prisa abandona el barco K y se aproxima al macrismo, la cabeza de Victor Hugo termina rodando, en manos de un pulpo mediático prohijado por el gobierno que él mismo apoyó.


          La reforma macrista a la ley de medios levanta las restricciones a la penetración de los monopolios internacionales de telecomunicaciones, y habilita a una mayor concentración  del negocio. Es el camino que ya había anticipado Cristina Kirchner, y que refrendó con la sanción de la ley “Argentina Digital”. Ese proceso reforzará una monopolización y una renovada escalada contra los trabajadores de prensa, contra su derecho al trabajo y a la libertad de expresión. Victor Hugo es sólo un caso,  que ha trascendido por su notoriedad. Pero la ofensiva es general: la viven los trabajadores del grupo 23, con el patrón kirchnerista Spolsky; los del grupo Clarín, en medio de despidos encubiertos; los de los medios públicos, que deben enfrentar esta ofensiva con la herencia de precarización laboral que dejó el kirchnerismo.  Esta presión patronal se traducirá también en mayor despotismo ideológico al interior de los medios. Rechazamos todas las censuras y todos los despidos,  defendemos el derecho al trabajo de todos los periodistas, y su libertad de expresión. Denunciamos la impostura del kirchnerismo, que se rasga las vestiduras con estos atropellos después de haberlos tolerado y perpetrado durante años. Llamamos a una acción independiente de los trabajadores de prensa y toda la ciudadanía, por la estabilidad y los derechos laborales de los periodistas, por su libertad intelectual y por su derecho  a asegurar, por medio de su control, la libertad de expresión en todos los medios.


 

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