El nuevo año debutó con más crisis económica y más contagios. Se trate de la segunda “ola” o de aumento de casos, lo seguro es que el conjunto de las y los trabajadores pagamos los platos rotos.
En primer lugar el salario. Salvo contadísimas excepciones, empezando por el Sutna – que le ganó a la inflación- y siguiendo por aceiteros – que con una gran huelga obtuvieron un importante acuerdo paritario- los salarios de la clase obrera perdieron y siguen perdiendo frente a una inflación en ascenso. De acuerdo al Indec (sept 2020) ¡el 41 % de los argentinos vivimos en hogares cuyos ingresos están por debajo de la línea de pobreza!
Este plan de ataque al salario y las condiciones de trabajo que aplica el gobierno de la mano del FMI y las patronales, no podría pasar sin la complicidad del conjunto de la burocracia sindical, ya sea se alineen en la CGT o en cualquiera de las CTAs, entregaron los salarios firmando paritarias a la baja, en cuotas, muy por detrás de la inflación y de los valores de la canasta familiar. ¿Motivo? Consideran a los sindicatos “parte del gobierno” en lugar de herramientas de los trabajadores frente al gobierno que sea.
Nadie de la clase obrera se salva. Porque incluso los que mantienen salarios acorde a la canasta familiar cobran muy por abajo por la aplicación del impuesto de ganancias a los salarios, mientras a las patronales el Estado las subsidia o les da prebendas sin analizar sus libros contables.
El ajuste también se descargó en las y los jubilados y en las y los desocupados que, frente a la falta de creación de puestos de trabajo, tienen que sobrevivir con planes sociales. El 29 de diciembre el gobierno, usando el paraguas de la gran conquista del aborto legal por parte de la ola verde, asestó a 18 millones de personas de ese sector, un nuevo golpe al volver a modificar la fórmula de movilidad.
Sólo la voz de algunos sindicatos bajo direcciones antiburocráticas y el Plenario del Sindicalismo Combativo, junto a organizaciones sociales y agrupaciones de jubilados independientes del gobierno lo denunciaron. Una prueba más del papel cómplice de las centrales sindicales, todas incorporadas a los gobiernos nacional, provinciales o municipales y que defienden los intereses del acuerdo con el FMI, entregando conquistas de trabajadores.
Mientras, acompañando una economía que sigue hundiéndose, siguen suspensiones, despidos e importantes modificaciones en los ritmos de trabajo que nos traen más precarización y flexibilidad laboral. Una avanzada de la reforma laboral también exigida por el FMI para pactar la deuda externa.
Pero este cuadro se agudiza con el aumento de los casos de CoVid. Es que el gobierno fracasó en los dos grandes temas al mismo tiempo. El económico, centrado en el canje de la deuda donde cedió todo al capital financiero y Argentina sigue igual, sin financiamiento y ahora “colgada del FMI”, igual que con Macri. Y fracasó en el frente sanitario, justamente porque no aseguró protocolos bajo control obrero en las empresas, porque no garantizó testeos masivos para aislar los contagios, porque no otorgó un seguro al desocupado y millones se lanzan a buscar su pan como pueden, porque no reforzó el transporte, porque no atendió las demandas del personal de salud, ni lanzó un plan masivo de obras, de tierra y viviendas para motorizar la economía, como tampoco centralizó el sistema de salud. Solo agravó la especulación financiera con las Leliqs, con las que el Presidente prometió aumentar un 20% a los jubilados. Al contrario, destruyó sus ingresos con los decretos, lo que sumerge en la misera a millones y hunde aún más cada día al mercado interno.
¿Qué pueden hacer los beneficiarios de la IFE a quienes les dieron de baja? O ¿qué seguridad de mantener el trabajo tienen los millones que estaban bajo los ATP, también dados de baja? Las licencias para cuidados de niños y niñas acaban de ser dadas de baja, perjudicando fundamentalmente a las trabajadoras.
Necesitamos organizarnos en nuestras comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos. Asambleas de sección o de fábrica para discutir de conjunto cómo y con qué reclamos lo hacemos. Que las organizaciones de los trabajadores estén a disposición de los mismos, que rompan con el gobierno. En estos momentos debería estar organizándose un paro nacional por un programa de los trabajadores.
Grandes luchas como Gri Calviño que paró la flexibilidad y los despidos, Bridgestone que paró y logró reincoporar despedidos en el Neumático, el Garraham y todas las convocatorias y autoconcovocatorias de la salud, son demostrativas de las energías y disposición de los trabajadores.
Discutamos un programa de emergencia que dé respuesta a los reclamos de salario y condiciones de trabajo:
* Protocolos sanitarios, bajo control de los trabajadores en cada lugar de trabajo y en el transporte. Refuerzo de frecuencias en todos los transportes. Licencias para todo/a trabajador/a que esté al cuidado de niño/as y ancianos/as.
* Centralización del sistema de salud bajo control obrero
* Ningún despido ni suspensión. Apertura de los libros contables de toda empresa que cierre o despida. Ocupación por parte de los trabajadores.
* Basta de tarifazos y aumentos de combustibles y de precios. Por la nacionalización del sistema energético, los recursos naturales y el comercio exterior bajo control de los trabajadores, al igual que la banca, para terminar con la fuga de capitales y la especulación financiera.
* Salario igual a la canasta familiar, indexación mensual por inflación, seguro al parado de $40 mil.
* Aumento de emergencia a las jubilaciones. Jubilación mínima de $50 mil. 82 % móvil.
* No a la reforma laboral
PELEEMOS POR LO NUESTRO
Coordinadora Sindical Clasista – Polo Obrero – Partido Obrero 8/1/2020