Nuestra solidaridad con las víctimas del terror fascista del EI, ningún apoyo al Estado imperialista francés


Desde el Partido Obrero, repudiamos la masacre de claro cuño fascista que, en la tarde de ayer, se cobró la vida de más de un centenar de víctimas en París. El ataque, entre otros atentados, a una demostración artística que fue calificada por los masacradores como un “concierto amoral”, delata la catadura reaccionaria y clerical del terror del Estado Islámico, que se ha adjudicado los atentados.


La solidaridad incondicional con las víctimas y con el pueblo francés no implica, sin embargo, la menor solidaridad política con el Estado y el gobierno de ese país. No se trata solamente de su rol histórico de opresor colonial de numerosos pueblos del mundo, sino también de su actual presencia militar en las masacres que se perpetran en Medio Oriente. Al igual que otras potencias imperialistas, Francia se ha servido del pretexto del Estado Islámico para reforzar decisivamente una escalada militar en la región. A través de la “operación Chammal” las FFAA de Francia actúan en Medio Oriente en función de asegurar su participación en el reparto imperialista de la región. El objetivo verdadero de esta escalada es imponer estados títeres del imperialismo, para reforzar una salida contrarrevolucionaria a la “primavera àrabe” que derribó, en sus inicios, a gobiernos reaccionarios que durante décadas oprimieron y reprimieron a los pueblos. Una de las consecuencias de esta política contrarrevolucionaria –a la que se ha asociado recientemente al régimen teocrático iraní- ha sido la de sellar un mayor aislamiento del pueblo palestino, que sufre una nueva ola de agresiones del sionismo.


El Estado Islámico ha cumplido un papel central en esta política contrarrevolucionaria. Existen numerosas evidencias que señalan que el EI fue financiado y pertrechado por Arabia Saudita, Qatar, Turquía y hasta por el sionismo, en función de sus objetivos de dominación política en la región. En la actualidad, el gobierno de Turquía, integrante de la OTAN, bombardea a las poblaciones kurdas que, con las armas en la mano, han enfrentado a las bandas criminales de el Estado Islámico en Kobane y Sinjar.


Del mismo modo, rechazamos la pretensión del gobierno Hollande de servirse de la masacre para reforzar un “estado de excepción” en Francia, contra las libertades democráticas, el derecho de organización de los explotados y la vida de inmigrantes y refugiados como consecuencia de las propias guerras imperialistas.


La bancarrota capitalista, con sus mayores consecuencias en términos de barbarie y crisis humanitaria, ya se ha instalado en el corazón de Europa. Los trabajadores del mundo deben dar una respuesta a ella a través de una acción mundial contra el imperialismo. Abajo el terror fascista, fuera el imperialismo de Medio Oriente, por el derecho de los pueblos a su autodeterminación, por la revolución socialista internacional.

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