“Cuando asesinaron a Mariano Ferreyra en octubre del 2010 el Partido Obrero le solicitó una reunión a la entonces presidenta de la Nación Cristina Kirchner que nunca fue concedida. Declaramos públicamente que la función de la reunión era denunciar la existencia de una verdadera mafia ferroviaria, compuesta por tres patas: funcionarios del gobierno como De Vido, Schiavi y Jaime, empresarios del transporte como los Cirigliano y la burocracia sindical que con Pedraza y cia. estaba integrada a esta red de corrupción, apropiación de los recursos del Estado y los subsidios, y precariedad laboral”.
“Al rechazar la reunión solicitada por el Partido Obrero, Cristina Kirchner perdió la oportunidad de desarmar esta mafia ferroviaria enquistada en el Estado y en su propio gobierno. Al cobijar estos intereses fatalmente se preparaba una nueva tragedia, que ya no sería el asesinato de un militante popular como Mariano Ferreyra, sino un accidente que le costó la vida a 51 personas”.
“La misma Cristina Kirchner no puede soslayar además que antes de Once hubo accidentes gravísimos en el ferrocarril, especialmente en el Sarmiento, como fueran los de la estación de Flores y Castelar. Esta saga de accidentes adquirió un carácter sistémico”.
“Al reducir la responsabilidad al conductor del tren Cristina Kirchner sale en rescate de los Jaime, los Schiavi, los De Vido, los Cirigliano y de ella misma”.
Foto: Javier Entrerriano
