Carta a toda la militancia del Partido Obrero

La propuesta de Atenas es una base para un acuerdo. Esta en nuestras manos salvar la unidad del partido


Entre el 22 y 24 de julio, como es sabido, tuvo lugar la reunión en Atenas para tratar la crisis del PO convocada  por el EEK de Grecia y el DIP de Turquía, en el marco de  la CRCI nuestra corriente internacional  con la presencia de delegaciones  del comité nacional  y de la llamada minoría del PO.


Los resultados de la reunión despertaron expectativas en toda la militancia del partido y también a nivel  internacional. Y es natural que así sea: la reunión fue valorada como una oportunidad para reunificar al partido, con la conciencia del daño que representaría una ruptura del Partido Obrero.


Después de tres días de intensas deliberaciones y luego de desarrollos por escrito y  exposiciones de cada sector, el DIP, el EEK y el MTL de Finlandia (organización de la CRCI también presente en la reunión) hicieron una propuesta, realizando un enorme esfuerzo y mostrando un alto compromiso en abordar y  revertir  la situación en el partido. La propuesta (que las organizaciones de la CRCI titularon “El armisticio de Atenas”) es un compromiso para defender la unidad del partido y encarar, en ese marco, los debates y las cuestiones controvertidas planteadas, con la vista puesta en el 27º Congreso del PO.


El texto propuesto se coloca en el marco de la defensa del centralismo democrático, proponiendo la reintegración de todos los compañeros a sus organismos correspondientes, y la defensa de una acción común, sobre la base del reconocimiento del derecho de fracción y un debate ordenado entre el Comité Nacional y la llamada minoría sobre las modalidades de su expresión pública. La propuesta de los compañeros de la CRCI plantea el cese de una campaña electoral paralela y de los ataques públicos al Partido Obrero. Plantea  la disolución de las organizaciones de masas paralelas del Partido (Polo Obrero, UJS, Plenario de Trabajadoras, etc). Con respecto al problema de Tucumán, las organizaciones de la CRCI propusieron el levantamiento mutuo de todas las medidas legales y el nombramiento de apoderados comunes. Sobre las denuncias de espionaje, acordaron que el punto se trate en la comisión de control del Partido Obrero y luego, como “instancia de apelación”, frente a las organizaciones internacionales. Sobre las finanzas, el texto propone la regularización de las mismas ingresando los aportes al Partido. Los compañeros de la CRCI propusieron, sobre la base de estos compromisos, participar en el trabajo de convocatoria para el próximo Congreso.


La delegación del Comité Nacional consideró la  propuesta  de las organizaciones de la CRCI  como una base positiva para un acuerdo y señaló que teníamos un mandato para firmar el acuerdo en el curso de esa misma reunión y  preparamos enmiendas,  pero sin afectar el sentido global de la propuesta original.


La delegación de la minoría aceptó inicialmente tomar la propuesta como base para discutir la unificación; pero luego de un largo cuarto intermedio, en el cual se produjo una consulta a Buenos Aires, retiró su disposición a hacerlo, dando por concluida la reunión y enviando con posteridad un texto que condena los términos del “Armisticio de Atenas” propuesto por la CRCI.  Estamos frente a un hecho grave. Cuando  estábamos  con  la posibilidad de salir con un acuerdo, luego del esfuerzo puesto por las organizaciones de la CRCI, se patea el tablero.


Hay quienes reclamaban legítimamente que ambas partes se sienten y discutan un acuerdo. ¡¡Eso es lo que ocurrió!! Más aún, esta discusión se realizó bajo el patrocinio de las organizaciones nucleadas en la CRCI. Lejos del nacional trotskismo, la reunión de Atenas es una constatación vigorosa del internacionalismo que anida en las organizaciones de la CRCI, conscientes de que la resolución de la crisis del PO es de principal interés para la causa de la clase obrera y de la revolución no solo en Argentina sino a escala global.


Fueron precisamente Altamira y Ramal quienes reclamaron la intervención de las organizaciones de la CRCI. Ahora, como el resultado no coincide con lo que pretendían, la rechazan. Esta misma metodología es la que utilizaron en  el 26º Congreso (en el que perdieron la votación por 80 a 20%) poniendo en tela de juicio la legitimidad del Congreso y desconociendo sus decisiones.


La negativa a avanzar en una reunificación, lamentablemente, confirma lo que venimos alertando: Altamira y Ramal están formando una organización paralela y la “fracción pública” es una pantalla de esa decisión. La confirmación más clara de que está en marcha la puesta en pie de una organización diferente ha sido boicot, de parte de Altamira y Cía, al gran acto del PO del pasado 27 de junio, en el que participaron casi 9.000 compañeros de CABA y PBA más otros 4.000 en el resto del país. Mientras se realizaba una de las movilizaciones más importantes de la historia del PO, Altamira y Ramal impulsaban pequeñas charlas en distintos municipios. ¿Existe acaso una muestra más clara de lo que significa la ruptura de la unidad de acción del Partido? 


No nos damos, sin embargo, por vencidos. El llamado “Armisticio de Atenas” es una base para lograr un acuerdo y defender la unidad del partido. Al final de esta carta adjuntamos el texto  presentado por la delegación del Partido Obrero, que toma como base la propuesta de las organizaciones de la CRCI a la que le añadimos nuestras enmiendas.


Llamamos a toda la militancia a pronunciarse y apoyar esta propuesta. Cuando decimos toda la militancia, nos referimos a totalidad de los compañeros que se reivindican del Partido Obrero, los que integran la autodenominada fracción pública, los que han adherido a ella “democráticamente” en un intento de salvar la unidad del partido, los que se han retirado de la militancia como consecuencia de la crisis. A todas y todos.


Rechacemos el rupturismo de Altamira y Ramal, defendamos la unidad del Partido Obrero.


 

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