Carta a los partidos del Frente de Izquierda

Enviada a Izquierda Socialista y el PTS.


 


El 2019 ha comenzado con un agravamiento de la crisis general del gobierno y del conjunto del régimen político. El acuerdo con el FMI ha agravado la recesión económica, así como también la caída de la producción y del consumo. La llamada ´calma financiera´ ha sido lograda gracias a recrear una bicicleta financiera que les ha dado a los grupos de inversión ganancias en dólares siderales, que no registran comparación con ningún país de la región. Así y todo, la tendencia más general al derrumbe está lejos de haber sido removida. Bastó con que la inflación de enero sea unos centésimos superiores a lo previsto para que se dispare nuevamente el dólar y deba ser suspendida la rebaja de la tasa de interés. En el horizonte amenazan nuevas corridas y devaluaciones que podrían estallar en el trascurso mismo de la campaña electoral.


La bancarrota económica profundiza una división en el seno mismo de la clase capitalista. Mientras el gobierno todavía mantiene el respaldo del FMI y de los fondos de inversión internacionales, una parte importante de la clase capitalista está virando en búsqueda de un recambio. Los Massa, Pichetto, Urtubey y Lavagna se candidatean para poder encabezar a una parte sustancial de los grupos empresarios, cuyo programa consiste en reclamar subsidios al Estado para hacer frente la caída de su tasa de beneficio. Se trata del mismo sector que le votó a Macri más 100 leyes en el Congreso y que aplicó rigurosamente su política de ajuste en las provincias. Ahora, ante el retroceso macrista, buscan reacomodarse como opositores, en función de los mismos intereses capitalistas que lo llevaron a convalidar el pacto con los fondos buitres, el pacto fiscal, la reforma previsional o la votación de los Presupuestos del gobierno en el Parlamento. Este bloque busca congraciarse con el FMI y con el imperialismo yanqui. Este es el significado de su pronto reconocimiento al autoproclamado presidente de Venezuela Guaidó, que actúa en los hechos como un agente directo de Trump.


El kirchnerismo no es ajeno a este bloque. Su política consiste en pedirle a los Pichetto y Massa una lista única para las elecciones de agosto-octubre. Aunque resta ver que ocurrirá en las elecciones nacionales, ya en las provincias el kirchnerismo se ha incorporado como socio minoritario del pejotismo de los gobernadores. En Santa Cruz, donde le toca gobernar de modo directo, ha sido quien más lejos fue con el ajuste, negando todo tipo de aumento o imponiendo por decreto porcentajes irrisorios si se lo compara con la inflación. La reciente reunión de Kicillof con la misión del FMI, donde el ex ministro de Cristina Kirchner se comprometió a pagar la deuda en caso de volver al gobierno, muestra claramente los intereses que defienden. En Venezuela mismo el kirchnerismo apoya las movidas del imperialismo europeo, que no lo separa de Trump su golpismo sino quien se beneficiará con la colonización del país.


Ningún militante del Frente de Izquierda ignora que el kirchnerismo, ya sea solo o en su versión de un frente con el pejotismo, pretende ocupar el lugar de la oposición popular al macrismo. Mientras negocian con xenófobos como Pichetto o con el ´mano dura´ Massa, y arman con ellos listas únicas en las provincias, mandan a sus voceros a los medios a atacar a nuestro Frente de Izquierda diciendo que “dividimos la lucha contra el macrismo” por el simple motivo de que hemos afirmado y reafirmado que el FIT es una lista independiente de todos los bloques capitalistas, sean macristas, kirchneristas o pejotistas. Esta posición de independencia de clase es la que nos permite luchar sin ningún tipo de atadura contra el ajuste de Macri, los gobernadores y la clase capitalista, y enfrentar en los sindicatos a la burocracia sindical que ha dejado pasar todos los ataques sin lucha. La movilización realizada por el Plenario Sindical Combativo a Plaza de Mayo y en un número importante de provincias corporiza una delimitación estratégica con los Moyano y Yasky, que han declarado que no quieren hacer paros para no entorpecer la campaña de Cristina Kirchner.


El alcance extraordinario de la bancarrota económica y la crisis política agudiza las maniobras de contención de la clase capitalista. Para el Frente de Izquierda se presenta una batalla central, que coloca en el centro su programa estratégico de defensa de la independencia de clase que le dio origen en el 2011 para enfrentar al gobierno de Cristina Kirchner. El desafío planteado obliga a tomar la iniciativa de inmediato y a desarrollar una acción de frente único, que destaque el programa del FIT en oposición a todos los bloques que defienden los intereses del capital.


En este punto ocupa un lugar destacado el lanzamiento de la campaña electoral nacional, con la nominación de los principales candidatos empezando por la fórmula presidencial. El lanzamiento de la campaña equivale a declarar ante todos los trabajadores y jóvenes que el FIT va con sus propias banderas y programa a la lucha electoral, como un polo independiente que lucha para que la crisis la paguen los capitalistas, mediante el repudio del pago de la deuda, la ruptura con el FMI, la nacionalización de los recursos naturales y de la banca y del comercio exterior. Que el FIT con su agitación política por un paro activo nacional de 36hs y la huelga general, con el impulso de ruidazos y cacerolazos, promueve no la sucesión de protestas para pavimentare el recambio burgués, sino para la irrupción de las masas trabajadoras en la situación política altere decisivamente la relación entre las clases y acabe con este régimen en las calles. Que el FIT se levanta contra la corrupción de macristas, pejotistas y kirchneristas que junto a buena parte de la burguesía nacional de la patria contratista desfilan por los tribunales federales. Se plantea una reorganización política y social integral, mediante la convocatoria a una asamblea constituyente soberana, en la perspectiva de un gobierno de los trabajadores.


El Partido Obrero ha venido insistiendo en esta necesidad desde finales de diciembre sin encontrar por ahora una respuesta favorable. Por esta razón hemos debido abordar la presentación de las listas en elecciones provinciales de modo separado de un acuerdo nacional, algo que debilita una lucha política para una frente que presenta un programa de poder antagónico con el del capital. Si ya en diciembre alertábamos por este retraso, ahora la situación es mucho más grave.


Es necesario pasar a la acción y avanzar ya mismo en un acuerdo integral, que respete un equilibrio en las candidaturas centrales. Sabiendo de la centralidad que tendrá la figura presidencial, es necesario que el resto de las candidaturas se distribuya de modo tal que le otorgue una fisonomía frentista a la lista.


Como ya hemos planteado en la Mesa del FIT, más rápido lleguemos a un acuerdo más rápido vamos a poder iniciar un debate con el resto de las fuerzas de la izquierda para explorar la posibilidad de una lista común y lo más importante, con la vanguardia del movimiento obrero, de la mujer y la juventud que han librado las grandes luchas de la etapa. Una lista común de la izquierda, que se corresponde con la situación política, debe hacerse sobre la base de la defensa del Frente de Izquierda, de su estrategia y de su programa, basado en la independencia de clase y el gobierno de los trabajadores. Rechazamos las negociaciones unilaterales y advertimos con su potencial rupturista y liquidador del FIT. Justificar una acción de este tipo sobre la base de especulaciones sobre una posible obtención de bancas expresa una política electoralista profunda, que por definición es incompatible con una estrategia basada en la lucha de clases.


Le resumimos en esta carta las conclusiones que ha sacado nuestro Comité Nacional y la colocamos a debate de toda la militancia del Frente de Izquierda.



El 2019 ha comenzado con un agravamiento de la crisis general del gobierno y del conjunto del régimen político. El acuerdo con el FMI ha agravado la recesión económica, así como también la caída de la producción y del consumo. La llamada ´calma financiera´ ha sido lograda gracias a recrear una bicicleta financiera que les ha dado a los grupos de inversión ganancias en dólares siderales, que no registran comparación con ningún país de la región. Así y todo, la tendencia más general al derrumbe está lejos de haber sido removida. Bastó con que la inflación de enero sea unos centésimos superiores a lo previsto para que se dispare nuevamente el dólar y deba ser suspendida la rebaja de la tasa de interés. En el horizonte amenazan nuevas corridas y devaluaciones que podrían estallar en el trascurso mismo de la campaña electoral.


La bancarrota económica profundiza una división en el seno mismo de la clase capitalista. Mientras el gobierno todavía mantiene el respaldo del FMI y de los fondos de inversión internacionales, una parte importante de la clase capitalista está virando en búsqueda de un recambio. Los Massa, Pichetto, Urtubey y Lavagna se candidatean para poder encabezar a una parte sustancial de los grupos empresarios, cuyo programa consiste en reclamar subsidios al Estado para hacer frente la caída de su tasa de beneficio. Se trata del mismo sector que le votó a Macri más 100 leyes en el Congreso y que aplicó rigurosamente su política de ajuste en las provincias. Ahora, ante el retroceso macrista, buscan reacomodarse como opositores, en función de los mismos intereses capitalistas que lo llevaron a convalidar el pacto con los fondos buitres, el pacto fiscal, la reforma previsional o la votación de los Presupuestos del gobierno en el Parlamento. Este bloque busca congraciarse con el FMI y con el imperialismo yanqui. Este es el significado de su pronto reconocimiento al autoproclamado presidente de Venezuela Guaidó, que actúa en los hechos como un agente directo de Trump.


El kirchnerismo no es ajeno a este bloque. Su política consiste en pedirle a los Pichetto y Massa una lista única para las elecciones de agosto-octubre. Aunque resta ver que ocurrirá en las elecciones nacionales, ya en las provincias el kirchnerismo se ha incorporado como socio minoritario del pejotismo de los gobernadores. En Santa Cruz, donde le toca gobernar de modo directo, ha sido quien más lejos fue con el ajuste, negando todo tipo de aumento o imponiendo por decreto porcentajes irrisorios si se lo compara con la inflación. La reciente reunión de Kicillof con la misión del FMI, donde el ex ministro de Cristina Kirchner se comprometió a pagar la deuda en caso de volver al gobierno, muestra claramente los intereses que defienden. En Venezuela mismo el kirchnerismo apoya las movidas del imperialismo europeo, que no lo separa de Trump su golpismo sino quien se beneficiará con la colonización del país.


Ningún militante del Frente de Izquierda ignora que el kirchnerismo, ya sea solo o en su versión de un frente con el pejotismo, pretende ocupar el lugar de la oposición popular al macrismo. Mientras negocian con xenófobos como Pichetto o con el ´mano dura´ Massa, y arman con ellos listas únicas en las provincias, mandan a sus voceros a los medios a atacar a nuestro Frente de Izquierda diciendo que “dividimos la lucha contra el macrismo” por el simple motivo de que hemos afirmado y reafirmado que el FIT es una lista independiente de todos los bloques capitalistas, sean macristas, kirchneristas o pejotistas. Esta posición de independencia de clase es la que nos permite luchar sin ningún tipo de atadura contra el ajuste de Macri, los gobernadores y la clase capitalista, y enfrentar en los sindicatos a la burocracia sindical que ha dejado pasar todos los ataques sin lucha. La movilización realizada por el Plenario Sindical Combativo a Plaza de Mayo y en un número importante de provincias corporiza una delimitación estratégica con los Moyano y Yasky, que han declarado que no quieren hacer paros para no entorpecer la campaña de Cristina Kirchner.


El alcance extraordinario de la bancarrota económica y la crisis política agudiza las maniobras de contención de la clase capitalista. Para el Frente de Izquierda se presenta una batalla central, que coloca en el centro su programa estratégico de defensa de la independencia de clase que le dio origen en el 2011 para enfrentar al gobierno de Cristina Kirchner. El desafío planteado obliga a tomar la iniciativa de inmediato y a desarrollar una acción de frente único, que destaque el programa del FIT en oposición a todos los bloques que defienden los intereses del capital.


En este punto ocupa un lugar destacado el lanzamiento de la campaña electoral nacional, con la nominación de los principales candidatos empezando por la fórmula presidencial. El lanzamiento de la campaña equivale a declarar ante todos los trabajadores y jóvenes que el FIT va con sus propias banderas y programa a la lucha electoral, como un polo independiente que lucha para que la crisis la paguen los capitalistas, mediante el repudio del pago de la deuda, la ruptura con el FMI, la nacionalización de los recursos naturales y de la banca y del comercio exterior. Que el FIT con su agitación política por un paro activo nacional de 36hs y la huelga general, con el impulso de ruidazos y cacerolazos, promueve no la sucesión de protestas para pavimentare el recambio burgués, sino para la irrupción de las masas trabajadoras en la situación política altere decisivamente la relación entre las clases y acabe con este régimen en las calles. Que el FIT se levanta contra la corrupción de macristas, pejotistas y kirchneristas que junto a buena parte de la burguesía nacional de la patria contratista desfilan por los tribunales federales. Se plantea una reorganización política y social integral, mediante la convocatoria a una asamblea constituyente soberana, en la perspectiva de un gobierno de los trabajadores.


El Partido Obrero ha venido insistiendo en esta necesidad desde finales de diciembre sin encontrar por ahora una respuesta favorable. Por esta razón hemos debido abordar la presentación de las listas en elecciones provinciales de modo separado de un acuerdo nacional, algo que debilita una lucha política para una frente que presenta un programa de poder antagónico con el del capital. Si ya en diciembre alertábamos por este retraso, ahora la situación es mucho más grave.


Es necesario pasar a la acción y avanzar ya mismo en un acuerdo integral, que respete un equilibrio en las candidaturas centrales. Sabiendo de la centralidad que tendrá la figura presidencial, es necesario que el resto de las candidaturas se distribuya de modo tal que le otorgue una fisonomía frentista a la lista.


Como ya hemos planteado en la Mesa del FIT, más rápido lleguemos a un acuerdo más rápido vamos a poder iniciar un debate con el resto de las fuerzas de la izquierda para explorar la posibilidad de una lista común y lo más importante, con la vanguardia del movimiento obrero, de la mujer y la juventud que han librado las grandes luchas de la etapa. Una lista común de la izquierda, que se corresponde con la situación política, debe hacerse sobre la base de la defensa del Frente de Izquierda, de su estrategia y de su programa, basado en la independencia de clase y el gobierno de los trabajadores. Rechazamos las negociaciones unilaterales y advertimos con su potencial rupturista y liquidador del FIT. Justificar una acción de este tipo sobre la base de especulaciones sobre una posible obtención de bancas expresa una política electoralista profunda, que por definición es incompatible con una estrategia basada en la lucha de clases.


Le resumimos en esta carta las conclusiones que ha sacado nuestro Comité Nacional y la colocamos a debate de toda la militancia del Frente de Izquierda.


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