“Al igual que ocurre con los diputados y senadores nacionales, la dieta de un legislador de la Ciudad supera con creces el ingreso de cualquier trabajador. En el mes de febrero, por ejemplo, la dieta de un legislador fue de $ 131.000 (ver recibo), un 900% superior al salario que recibe un docente en el distrito”.
“Los trabajadores de la Ciudad y del país asisten al espectáculo obsceno de escuchar a los diputados y senadores quejándose que no pueden vivir con dietas que superan los $ 100.000, esto mientras hay 11 millones de pobres y los jubilados tienen ingresos de miseria de $ 7.660. A la cabeza de esta campaña impúdica está Elisa Carrió, que pidió cobrar $ 300.000 mensuales. Seguramente muchísimos porteños que la votaron sienten vergüenza por sus palabras”.
“Nuestro proyecto, al enganchar el ingreso del legislador al docente de la Ciudad, establece un principio fundamental: que ejercer una representación popular no puede conllevar un beneficio personal. Esto vale especialmente cuando a los docentes de la Ciudad el gobierno de Larreta quiere imponerle por la fuerza una paritaria del 15% en cuotas, 10 puntos por debajo de la inflación esperada”.
Solano concluyó señalando que “con independencia de si el proyecto es aprobado o no, los diputados del FIT cobramos un salario equivalente al de un docente con doble jornada. El resto se usa para financiar las luchas populares”.