Fuera los políticos capitalistas, por un Congreso del Frente de Izquierda para poner en pie un movimiento popular con banderas socialistas

Propuesta de resolución al Plenario abierto convocado por el Partido Obrero en el microestadio de Lanús.

Hacemos pública la propuesta presentada por la dirección del Partido Obrero al Plenario del 11/2 en el microestadio de Lanús a los fines de desarrollar en debate y permitir a la militancia realizar aportes y enmiendas.

 

  1. La Argentina enfrenta una crisis económica, política y social de fondo, que se manifiesta en una inflación elevadísima, un endeudamiento explosivo, una disolución de la moneda nacional, un estancamiento económico, un agravamiento de la situación social y en divisiones y choques de los principales bloques políticos. La responsabilidad de quienes vienen gobernando al país en favor del gran capital, desde Macri hasta el kirchnerismo, en esta situación y en los sucesivos golpes contra el pueblo es inocultable. El Frente de Todos gobierna con el pacto con el FMI como norte, con una política de ajuste y entrega nacional. Su fracaso muestra el agotamiento del peronismo como salida para las grandes mayorías populares, y plantea la necesidad de poner en pie un nuevo movimiento popular, con banderas socialistas. Esto requiere una fuerte iniciativa para reforzar las luchas populares y desarrollar una alternativa política. Planteamos como consigna central para esta campaña “Fuera los políticos capitalistas. Por un gobierno de los trabajadores y la izquierda”. Con estas consignas, proponemos un Congreso del Frente de Izquierda, agrupando a quienes vienen enfrentando el ajuste para fortalecer una alternativa política a partir de todas las luchas populares, en la consideración de que la izquierda no puede reducir su acción al terreno meramente electoral o parlamentario. Con el fin de impulsar esta campaña, nominamos como pre candidatos a la fórmula presidencial a Gabriel Solano y Romina Del Plá; para gobernador de la Provincia de Buenos Aires a Néstor Pitrola y como Jefa de Gobierno de la Ciudad a Vanina Biasi.

  2. La bancarrota económica afecta a todos los bloques políticos pero especialmente a la coalición gobernante. El peronismo se ha transformado en un agente directo del FMI y es quien aplica su política de ajuste contra el pueblo. El aval de Cristina Fernández de Kirchner a esta política explica también la renuncia a su candidatura presidencial, que de ningún modo puede salir airosa de esta experiencia fracasada. Se trata de una auto proscripción que sirve alternativamente para eludir una derrota o para dejarle el camino libre a Massa en el caso de que éste reúna las condiciones para una candidatura presidencial. Los sectores del kirchnerismo ingresan a esta fase de la crisis política en franco retroceso y probablemente culminen apoyando a Massa como candidato, luego del apoyo a su Ministerio de ajuste. Si la deserción de Cristina Fernández de Kirchner se confirma carecen de candidatos propios de peso para disputar las listas del peronismo. Deberán contentarse con ingresar algunos dirigentes avalando a Massa o algún gobernador. Para el peronismo en su conjunto se plantea la posibilidad de una debacle electoral, al menos en la candidatura presidencial. Ante esta situación la inmensa mayoría de los gobernadores peronistas han decidido adelantar las elecciones de sus distritos para evitar ser arrastrados a una posible derrota.
  1. La crisis nacional no se trata una crisis coyuntural o que sea simplemente el resultado de una o varias malas gestiones gubernamentales, sino de una crisis capitalista, que traduce el agotamiento de un régimen basado en la explotación del trabajo asalariado y la acumulación privada de la producción social. Una prueba de ello es la bajísima tasa de inversión que arrastra el país desde hace años, cuya contracara es la fuga de capitales sistemática que realizan tanto la burguesía nacional como los capitalistas extranjeros con presencia en la Argentina. El bloqueo al proceso de acumulación y valorización del capital no proviene del alto costo laboral e impositivo de la Argentina, como afirman interesadamente los empresarios. Es un resultado de la crisis capitalista global en la cual nuestro país ocupa un lugar subordinado como semi colonia. Estamos en presencia de un nuevo salto de la bancarrota capitalista potenciado por la pandemia y ahora por la guerra, que hace sentir sus tendencias disolventes sobre el conjunto de la economía mundial pero en especial sobre los países emergentes. Esta crisis no solo ha provocado la quiebra del capital sino (y particularmente) la quiebra del propio Estado que traba el acceso a las divisas y la libertad de movimientos del capital. Asistimos a un presión impositiva agobiante sobre las masas, con un sistema tributario absolutamente regresivo que se sostiene en los impuesto al consumo y al salario. Esta quiebra del Estado, a su turno, es el resultado del saqueo ejecutado por el propio capital que se apropió de subsidios millonarios, sean directos o indirectos, de una gigantesca evasión impositiva que realizan los empresarios en su propio beneficio y, por sobre todo, del pago de la deuda , que se acerca a los 400.000 millones de dólares.

  2. El carácter sistémico de la crisis se verifica en el hecho de que alcanza a gestiones y gobiernos de todas las fuerzas políticas del país. Como lo muestran las estadísticas oficiales, desde al menos el año 2010 en Argentina no crece el empleo registrado ni se registra un crecimiento de la productividad. Esta crisis se manifiesta además en el terreno ambiental, donde la política de entrega a la mega minería, la destrucción de los bosques nativos para el cultivo sojero, los incendios para destinar tierras a cultivos o a la especulación inmobiliaria están llevando al país a una enorme crisis ambiental. Desde ese momento hasta acá, sin embargo, han gobernado todas las fuerzas políticas, sean kirchneristas, peronistas, macristas-radicales, agravando la bancarrota económica y la crisis social con más precarización laboral, pobreza e indigencia. Desde la gran crisis del 2001 la burguesía se valió de las fuerzas políticas tradicionales para viabilizar sus intereses. El pacto con el FMI, sellado finalmente en el 2020, se inscribe en este proceso y fue el objetivo fundacional del Frente de Todos y de la propia Cristina Fernández de Kirchner. El rechazo que manifestó al momento de su firma no tuvo un carácter de principios. Por eso su oposición se limitó a un hecho discursivo, amparado con la seguridad que tenía que de todos modos sería aprobado.

  3. La crisis del Frente de Todos plantea objetivamente la posibilidad de que la coalición de derecha reunida en torno a Juntos por el Cambio puede regresar al gobierno. Sin embargo esta posibilidad cierta lejos de unificarla ha sumado más elementos de disgregación. Los choques entre Patricia Bullrich y Larreta exponen líneas divergentes dentro de la clase capitalista en torno a cómo avanzar en nuevas reformas anti obreras, para las cuales Larreta sostiene la necesidad de contar con la colaboración abierta del peronismo. América Latina toda se encuentra surcada por fuertes disputas entre las potencias dominantes, especialmente entre EEUU y China sobre la apropiación de los recursos naturales y cuestiones geopolíticas que dividen también a las burguesías locales y sus fuerzas políticas. Esta situación se ha agudizado con el salto de la bancarrota capitalista donde se combina la recesión con la inflación potenciada con la guerra en Europa que ya cumple un año y la pandemia. Esto crea el caldo de cultivo para los estallidos sociales y políticos como lo revela Perú. El ciclo de las rebeliones populares en distintos países de la región que está lejos de cerrarse anticipan la situación que puede crearse en Argentina ante los gobiernos de turno que se empeñen en una ofensiva contra los trabajadores.

  4. Esta situación pone el foco en qué política van a asumir las organizaciones de los trabajadores y de los sectores populares. La burocracia sindical, por lo pronto, le ha dado su apoyo a Massa para que lance una candidatura presidencial. Lo hace con la completa conciencia que el ministro de Economía expresa la política del Departamento de Estado de los EEUU y del FMI. Los llamados movimientos sociales que integran el Frente de Todos actúan en la misma sintonía. Han pavimentado el ajuste de Massa con la completa inacción de sus organizaciones y se prestan a apoyar su candidatura, colocando además un intento de cerrar las paritarias en el 60%, cuando la inflación de los primeros dos meses supera el 6%. Tanto la CGT como las direcciones de estos movimientos sociales tienen una larga historia de colaboracionismo, que alcanza incluso al gobierno macrista con el cual cogobernaron pactando reformas laborales, previsiones y medidas de asistencia social.

  5. Contra esta contención se vienen desarrollando grandes luchas. La Unidad Piquetera gana las calles contra el ajuste. La gran huelga del SUTNA impuso un aumento salarial sobre la inflación golpeando toda la política de paritarias de ajuste, y ahora el gremio enfrenta los despidos y provocaciones en Bridgestone. La gran huelga y movilización de residentes y concurrentes de CABA y de la salud en todo el país. Recientemente, los portuarios de Rosario dieron una enorme lucha por el salario y contra los despidos. En La Rioja, San Juan, Misiones, o Santa Fe, las huelgas de la docencia y a nivel nacional de la docencia universitaria pusieron en jaque el ajuste contra la educación y los salarios docentes. El Frente de Izquierda debe jugar un rol de apoyo e impulso a estos esfuerzos por quebrar la política de la burocracia. Sobran los motivos para un paro nacional y un plan de lucha para quebrar las medidas de ajuste del gobierno.

  6. La crisis actual interpela con mucha fuerza al Frente de Izquierda-Unidad y a las organizaciones clasistas e independientes. Plantea el desafío de transformarse mediante la lucha, la acción directa y la agitación política en un polo que organice a las masas populares del país para luchar por las reivindicaciones más acuciantes y construir una alternativa política de los trabajadores. Para ello debe valerse del agotamiento histórico del peronismo y de su estrategia capitalista y de conciliación de clases, para poner en pie un movimiento popular con banderas socialistas, basado en un programa de transformación social dirigido por la clase obrera. Nuestra propuesta de convocar a un Congreso del Frente de Izquierda-Unidad, abierto a toda la vanguardia obrera y popular que lucha, persigue esta finalidad estratégica. Su realización permitiría también impulsar la campaña electoral involucrando a los luchadores y luchadoras que protagonizan los principales combates contra el ajuste actual.

  7. Por el momento esta propuesta ha sido rechazada por los partidos que integran el Frente de Izquierda-Unidad. Ha prevalecido una política electoralista, basada en la difusión de candidaturas en oposición a la lucha organizada de los trabajadores. Esto es especialmente grave en relación al PTS, que ha lanzado muy prematuramente las candidaturas de Miryam Bregman, Alejandro Vilca y Nicolás del Caño a mediados del año pasado, en vez de dedicar sus esfuerzos a organizar las luchas que se dieron en ese período. El rechazo del PTS al movimiento piquetero traduce en el ámbito de la izquierda las presiones de los sectores medios y expone una política que privilegia el electoralismo a la lucha de clases. El intento de menospreciar la participación de esas vanguardias en las luchas al momento del armado de las listas pone en peligro al propio Frente de Izquierda, sobre todo en aquellas provincias que no han adoptado las PASO para sus elecciones locales. Corregir este rumbo es vital para el conjunto del Frente de Izquierda-Unidad, para lo cual insistimos en nuestro llamado a convocar en común un Congreso del FIT-U para impulsar las luchas, para contribuir a que los trabajadores irrumpan en la crisis nacional como un factor independiente y debatir y organizar la participación electoral, promoviendo listas comunes para librar una batalla en regla contra los políticos y candidatos capitalistas. Un Congreso de este tipo es el ámbito adecuado para abordar los debates y divergencias entre corrientes y militantes socialistas, pues plantea el protagonismo directo de los luchadores y luchadoras y la posibilidad de una contraposición de planteos y programas. No ocurre lo mismo con las PASO, que es una elección interna organizada por el Estado y en la cual los luchadores y militantes quedan marginados por el peso de otros sectores sociales, ante los recursos económicos de las fuerzas capitalistas y de los medios de comunicación manejados por la burguesía.

  8. Una acción enérgica de la izquierda y un plan de movilización político y reivindicativo deben estar a disposición de enfrentar el crecimiento de sectores reaccionarios y fascistas como el de Milei, que han crecido en tanto canalizan parte del descontento popular. La crítica y la denuncia a estas formaciones políticas para ser efectivas no pueden hacerse desde la parálisis o, peor aún, desde una política electoralista cuyo horizonte no pasa de la conquista de algunas bancas en los parlamentos. El desprestigio de la política burguesa obliga a la izquierda a una demarcación política y programática sistemática, para poder agrupar a los luchadores y luchadoras y para que éstos puedan lograr el apoyo de sectores crecientes de la población. Los atajos no van a ningún lado. O peor, como ha sucedido con el PTS, ha derivado en apoyos al gobierno, como sucedió con la votación de la coparticipación de CABA o el impuesto para financiar a la Policía Aeroportuaria.

  9. Luego de varios meses instando al Frente de Izquierda-Unidad a encarar en común estas iniciativas y plan de movilización, hemos decidido proclamar nuestros propios candidatos para reforzar esta campaña tanto de cara a la izquierda y la vanguardia obrera y popular como ante el conjunto de la población. Con estas pre candidaturas organizaremos en todo el país actos, asambleas, recorridas para difundir nuestro programa de salida a la crisis y reforzar nuestra propuesta de convocar en común un Congreso del FIT-Unidad. Planteamos “fuera los políticos capitalistas. Por un gobierno de la izquierda y de los trabajadores”. Y colocamos un programa: la ruptura con el Fondo Monetario Internacional, el no pago de la deuda, la nacionalización de la banca y el comercio exterior para garantizar volcar el ahorro nacional a un plan de desarrollo bajo control de la clase trabajadora, con trabajo bajo convenio, un salario igual a la canasta familiar y el 82% móvil para las jubilaciones. Una campaña presidencial en medio de una crisis general requiere que la izquierda revolucionaria realice una impugnación general al régimen actual y le oponga un planteo de poder propio. Polemizamos también con los libertarios de Milei, que cuestionan a la “casta” pero omiten el carácter de clase de los políticos que nos gobiernan y de sus vínculos directos con los capitalistas. Con esta impugnación general vamos a intervenir también en el debate que se desarrollará en el país al cumplirse los 40 años del regreso de la democracia, que planteará con seguridad un balance de toda una etapa política de la Argentina. El libro pronto a editarse de Gabriel Solano “Por qué fracasó la democracia” será un instrumento para una campaña política. El aniversario le otorga un carácter especial al próximo 24 de marzo, al cual el kirchnerismo quiere convertir en una marcha “contra la proscripción a Cristina”. La necesidad de preservar el carácter independiente de la movilización será un objetivo central por el cual vamos a batallar junto a las organizaciones que integran Memoria Verdad y Justicia. Vamos al 24 de marzo, además, luego de una fuerte campaña contra la criminalización de la protesta social que tendrá su punto culminante en la movilización frente a la audiencia por la condena a Cesar Arakaki y Daniel Ruiz, el 23 de marzo.
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