El Frente de Todos puso a la embajada yanki en la Rosada. Las declaraciones altisonantes de hace algunos años, del estilo “golpear a la derecha” y poner plata “en el bolsillo de la gente” entró en su etapa final abrazando al Council of Américas y con una oficina del FMI monitoreando lo que hace y deja de hacer el gobierno peronista. Los traidores se fueron con Massa.
Los voceros que prometían investigar la “deuda de Macri” piden a gritos que las Universidades monitoreen los planes sociales, no para “ordenar”, sino para recortar, en un marco en el que más de un millón de pibxs perdió al menos una comida en los últimos años.
Ninguna decisión de estas características tiene para mostrar un resultado “nacional y popular”. La inflación anual puede llegar al 100%, el acuerdo con el FMI no trajo estabilidad ni nada similar, la pobreza puede alcanzar el 50% antes de que termine el mandato gubernamental.
La receta del ahora “Superministro” es austera en todo menos en su ortodoxia: tarifazos, devaluación, recorte fiscal para llegar a las metas del Fondo. Es decir, para los capitalistas todo, para les trabajadores y la juventud, nada. Ya comenzó con un decreto que recorta $128 mil millones que salen del Financiamiento Productivo, la Vivienda, la Educación (Conectar Igualdad), entre otros sectores.
La vuelta de “la derecha” o la emergencia de figuras como Javier Milei o José Luis Espert, voceros del arancelamiento educativo y del “cárcel o bala” para la juventud más empobrecida, se inscribe en una crisis social y política que es responsabilidad de todos los que han gobernado, en particular del peronismo, que estuvo en la Rosada en 16 de los últimos 20 años.
¿El Estado te cuida?
Resulta complicado pasar por alto el balance de un trasfondo político. Agrupaciones kirchneristas como La Cámpora y Patria Grande (La Mella) se jactaron durante mucho tiempo sobre la posibilidad de darle una perspectiva al “campo popular”, “desde adentro” del Estado. Ascenso social hubo solamente para ellos, que pusieron a sus cuadros políticos y juveniles a administrar una gestión ajustadora y fondomonetarista.
No solamente lo hicieron con el gobierno: hoy en día, mientras el pueblo pasa hambre, festejan en sus redes sociales la integración a las secretarías de las facultades y gestiones que no dan becas, que no solucionan los problemas edilicios de la educación superior, que ajustan el salario docente. El arribismo puede tener marketing pero nunca será popular.
Patria Grande en especial ha exclamado, en el último tiempo, que si no hay “algo” para “los sectores pobres” van a discutir “romper el Frente de Todos”. Es la línea que manifestaron Juan Grabois y Ofelia Fernández. No hay confesión más recalcitrante: no solamente porque evidencia de la manera más cruenta el mantenimiento y la cooptación en los sillones del Estado, sino también porque pide migajas para el pueblo mientras acepta sin chistar la entrega del país, peso a peso, dólar a dólar, al capital financiero internacional y al imperialismo.
Si el “Estado está presente”, es solamente para ajustar y reprimir, como hizo el gobierno de Kicillof y Larroque con las familias de Guernica, para beneficiar a los dueños de los countries de la Provincia de Buenos Aires. De la “juventud maravillosa” a los defensores de corta edad del status quo. El silencio de Cristina hace ruido pero tiene un objetivo claro: sostener las resortes del poder frente a un gobierno que se derrumba. Busca ser la “capitana” de emergencia de un barco que saquearon.
“Soy piqueterx señor…”
Del otro lado del mostrador, copando semana a semana la Plaza de Mayo y la 9 de Julio, se encuentra el renacer de un movimiento que conmueve a la Argentina. Bombo, repique, bandera, piquete y lucha. Las organizaciones de la Unidad Piquetera vienen haciendo lo que no hacen las centrales sindicales como la CGT y las CTA, cómplices del ajuste, y ponen arriba del debate que la crisis no la tienen que pagar los trabajadores.
Frente al FMI y sus voceros políticos oficialistas y opositores, hay un pueblo que lucha. Corte de ruta, asamblea, todo para combatir el hambre y la pobreza. La juventud tiene, en su esencia, una impronta de lucha que la llevó a ser protagonista en el conjunto de las movilizaciones y rebeliones del continente (Chile, Ecuador, USA, Colombia). Es protagonista, hoy, del movimiento piquetero en toda la Argentina. Les estudiantes, ¿Cómo no vamos a estar ahí? ¿Cómo vamos a no ir con el pueblo que lucha?
Hacer escuela
La pandemia y la crisis social se llevaron puesto el acceso de la juventud a la educación pública. Más de medio millón de chicos y chicas no volvieron a las aulas. El ajuste y el aumento de la pobreza en las niñeces y la juventud hace estragos: lo vimos en los últimos días con una niña en el barrio de Barracas de CABA que perdió la vida por desnutrición. El ajuste alimentario de Larreta es porteño y es del país.
El ajuste en las escuelas y en las Universidades se ve, como nunca, en el ataque al salario docente, que en el caso de la Universidad se encuentra en migajas y el gobierno y las gestiones quieren que vuelva a perder alrededor de 20 puntos contra la inflación. El peronismo y Cambiemos se ligan en esta política.
La derecha agita que los problemas educativos tienen que ver con “la política”, “la militancia”. Seguro no la de las Federaciones mayoritarias: ni la FUBA y FUA radical ni la FULP ni ninguna Federación kirchnerista está lejana a las política de la burocracia sindical de la CGT. No construyen ninguna instancia de deliberación, pero no por falta de capacidad, sino por la complicidad política de ser parte del gobierno, o una parte sustancial del régimen universitario (UCR) y la fuerza opositora que buscará postularse como mejor medida para el capital en 2023.
Defender la educación implica el apoyo y la movilización a los docentes de AGD-UBA, a luchas como las de La Rioja y San Juan y a una movilización independiente de docentes y estudiantes. Eso es hacer escuela.
Por un Movimiento Popular con Banderas Socialistas
Desde la UJS entendemos que la juventud tiene que estar con el pueblo que lucha y no con el FMI. Es una discusión incluso en el seno de la izquierda: no es metiendo más diputados ni lanzando candidaturas que podemos ser una alternativa política en la Argentina. Requiere estar en cada pelea popular y buscar construir un movimiento que supere el fracaso del conjunto del régimen político. Es más con el corte de ruta que pensando en los votos y eso para nosotros es clave.
Nos encontramos en un momento excepcional. La crisis que padece el país no refiere a cosas que no se pudieron hacer o a la mala praxis: es la consecuencia de años y años de entrega al capital financiero internacional y del FMI, de todas las fuerzas que gobernaron en las últimas décadas y de aquellos que quieren repetir recetas con palabras diferentes.
Esta situación está lejos de limitarse a las fronteras del país. El capitalismo no tiene nada para ofrecer más que guerras, hambrunas, destrucción ambiental, pandemias, ajuste y un sometimiento cada vez más cruento para quienes trabajan. La juventud no es ajena a lo que pasa en el mundo. Este llamamiento de la UJS y la JPO es a nivel internacional. Es cada vez más necesaria una movilización de todes les jóvenes del planeta, en función de una salida que se asiente sobre otras bases a las del capital. Es decir, una salida que levante las banderas socialistas, de la igualdad de las personas por las personas, del fin de la explotación, de una patria de la humanidad en la que se terminen los privilegios de unos pocos por el padecimiento de miles de millones.
La juventud tiene que aportar a una salida. Eso implica poner el corazón y el cuerpo en la calle. La salida es piquetera y es socialista, en la medida en que el sistema capitalista en tiempos de descomposición es un yunque que no tiene más que malaria.
Una certeza nos acompaña: si el presente es de lucha, el futuro es nuestro. A nadie le regalaron nada: solamente del lado correcto de la historia se consiguieron las grandes hazañas de nuestro pueblo.
Esta vez no será la excepción.